Llámame, aunque sea a esta hora de la noche
aunque ya me este durmiendo;
llámame porque quiero escucharte
antes de dormir para poder, por esta noche,
recordarte en un sueño profundo
tan profundo que no alcanzó mi amor para llenarlo,
pero solo me basta con verte ahí,
aunque yo no esté en él.
Llámame, que quiero conversarte
no importa el tema sino tu,
tu labios aferrados al teléfono
que me transporten hasta ahí para poder,
por un mágico instante, acariciarte, besarte,
decirte repetidas veces lo que tu sabes,
desde ese día en que me transformé en ese ser,
al que tu miras fijamente todas las mañanas
y no has dejado de pensar en él.
Llámame, que no puedo dejar pasar un minuto
sin sentir si quiera tu voz.